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Entrevista por RNV, La Derecha Oposicionista

martes, 15 de abril de 2008

Cuales son las Consecuencias de la Lucha de Clase?

Cuales son las Consecuencias sobre la Lucha de Clase?

Cortesía*: Pedro Patiño


La distinción ente Fetichismo y fetichizacion es crucial para una discusión de la teoría marxista. La diferencia se presenta entre una visión del mundo en términos de dominación y otra en términos de lucha.

La discusión de Marx sobre fetichismo/Fetichizacion constituye el centro de toda su teoría. Es, a la vez una critica de lo que esta mal en el capitalismo, una critica al pensamiento burgués y una teoría de la manera en que se reproduce a si mismo el capitalismo. Sin embargo, existe una ambigüedad en su exposición sobre este punto Cuando Marx (Das Capital, vol 1, pagina 89) escribe que a los productores, “Las relaciones sociales entre sus trabajos privados se les ponen de manifiesto como lo que son, vale decir, no como relaciones directamente sociales trabajadas entre personas mismas, en sus trabajos, sino por el contrario como relaciones propias de cosas entre personas y relaciones sociales entre las cosas..” Parece que esta describiendo las relaciones sociales en la sociedad capitalista tal como ellas son realmente, parece, entre otras palabras, que Marx esta describiendo el fetichismo de las relaciones sociales como un hecho establecido, como algo que es.

Esta concepción del fetichismo, ha tenido importantes consecuencias en la tradición marxista, aun cuando el tema del fetichismo no ha sido, en general, explícitamente tratado. Si las relaciones sociales son tomadas como si estuvieran efectivamente fetichizadas o deificadas entonces se establece inmediatamente una distinción entre un “Ellos” y un “Nosotros”. “Ellos” los productores, los trabajadores relacionados entre ellos a través de cosas, “Nosotros”, los teóricos, los críticos, quizás el partido. Somos capaces de penetrar las apariencias fetichizadas y de entender aquellas relaciones deificadas como la forma específicamente histórica o como el modo de existencia de las relaciones entre la gente. Si consideramos que las relaciones sociales están realmente fetichizadas en este sentido (si el fetichismo es visto como un hecho establecido) entonces la teoría y la práctica marxista se tornan elitista: nosotros los iluminados, pensamos y actuamos en nombre de los no iluminados. La idea de la revolución como la auto emancipación de los trabajadores deviene entonces un sinsentido, como señalo Lenin.

La compresión del fetichismo como un hecho consumado nos deja como un enorme problema teórico no siempre señalado ¿Quienes somos nosotros?¿ Quienes somos nosotros ( Marx, Lenin, el partido, los teóricos) que criticamos? ¿quienes somos nosotros que podemos ir mas allá del fetichismo de las relaciones sociales?.

El mismo punto puede ser analizado de diferentes maneras. Si el fetichismo es un hecho establecido, entonces la dominación y la lucha están separadas.. La manera en que las cosas son, es el sistema de la dominación capitalista: la pregunta acerca de cómo nosotros luchamos para romper la dominación es, por lo tanto, una pregunta diferente. En esta perspectiva, la teoría marxista es el intento por entender la dominación capitalista (de ahí la economía marxista, la sociología marxista, etc.).

Nuevamente: si el fetichismo es un hecho establecido, entonces la constitución y la existencia de las formas sociales están separadas. Se asume que las formas fetichizadas del capitalismo fueron constituidas en el nacimiento del capitalismo y que las mismas ahora existen (y continuaran existiendo hasta que el capitalismo sea destruido). El criticismo genético se confunde con el criticismo histórico: el origen de la formas sociales es entendido como su emergencia histórica ( como en la mayor parte del debate de la derivación del estado). En consecuencia, las categorías del marxismo son entendidas como categorías cerradas, categorías que describen el funcionamiento históricamente establecido de un modo de dominación.

En oposición a esto, se puede argumentar que el fetichismo debe ser entendido no como un hecho establecido sino como un proceso activo de fetichizacion. Las Relaciones sociales realmente están y no están fetichizadas. Son contradictorias: su producción y reproducción es un proceso antagónico en el cual la fetichizacion de dichas relaciones se opone siempre a tendencias antifetichizantes. La reproducción del capitalismo es un proceso constante de fetichizacion de relaciones sociales frente a los intentos de establecer relaciones sociales sobre bases no-fetichizadas o anti-fetichistas. La dominación capitalista es la lucha por fetichizar; por lo tanto fetichizacion y lucha no pueden ser separadas. En nuestra teoría-practica no nos podemos situar fuera de esta ruptura entre “son realmente” y “no son realmente”, entre fetichizacion y antifetichizacion; inevitablemente tomamos parte en esto, y de ambos lados. Como teóricos marxistas, no ocupamos una posición privilegiada respecto del resto, sino que tenemos un modo peculiar de articular nuestra intervención en el conflicto del que todo participamos. No pueden hacerse distinciones entre la constitución histórica y la existencia presente de las formas sociales: la existencia presente de las formas sociales es su renovada constitución. Las categorías marxistas son esencialmente abiertas en tanto que entienden las formas en las cuales las relaciones sociales se presentan como contradictorias, abiertas, siempre cuestionadas. Final y fundamentalmente, el único camino en la que la revolución como auto emancipación puede ser considerada es entendiendo el fetichismo de la fetichizacion.

Todo lo anterior constituye mi punto de partida. La cuestión a considerar aquí es que consecuencias tiene esta concepción de fetichizacion como proceso para nuestra concepción de clase.

La mayoría de las polémicas sobre el concepto de clase están basadas en el presupuesto de que las formas fetichizadas están preconstituidas. La relación entre capital y trabajo(o entre capitalistas y clase trabajadora) se toma como si fuera una relación de subordinación. Sobre esta base, comprender la lucha de clases implica, en primer termino, definir a la clase trabajadora, en segundo lugar, estudiar si lucha y como lucha.

En este enfoque, la clase obrera, sin importar como sea definida, lo es sobre la base de su subordinación al capital: es definida como clase trabajadora por estar subordinada al capital (como trabajadores asalariados o como productores de plusvalía). Ciertamente, es solo porque la clase trabajadora es asumida como si fuera pre-subordinada que la cuestión de la definición puede ser planteada. La definición, meramente, cierra aun más un mundo que se supone cerrado. Una vez definida, la clase trabajadora puede ser identificada entonces como un grupo particular de personas, factible de ser tomado como objeto de estudio. Para los socialistas, la “Clase Trabajadora” es tratada como un concepto positivo y su identidad como algo que debe ser valorado. Existe, por supuesto, el problema de que hacer con aquellas personas que no caen dentro de las definiciones de clase obrera o clase capitalista, pero esto se resuelve a través de una discusión suplementaria de definiciones sobre como definir a estas personas, si como nueva pequeña burguesía, asalariada, clase media o como sea. Este proceso de definición o clasificación es el origen de discusiones interminables acerca de movimientos de clase y de no-clase, de luchas de clase y de “otras formas” de alianzas entre la clase trabajadora y otros grupos, etc.

A partir de esta aproximación a la clase mediante la definición, surgen distintos problemas. En primer lugar, hay una cuestión de “pertenencia”: ¿pertenecemos a la clase trabajadora los que trabajamos en las universidades?, ¿y Marx y Lenin? ¿Son los rebeldes de Chiapas o las FARC parte de las clases trabajadoras? ¿ Son aquellos activistas del movimiento homosexual parte de la clase trabajadora?. En cada caso existe un concepto de una clase trabajadora pre-definida al que esta gente pertenece o no.

Una segunda consecuencia que se deriva de definir a la clase, es la propia definición de luchas. De la clasificación de las personas en cuestión se derivan ciertas conclusiones sobre la las luchas en las que encuentran integradas. Aquellos que definen a los rebeldes zapatistas como ajenos a la clase trabajadora, extraen de esto ciertas conclusiones sobre la naturaleza y las limitaciones de la rebelión. De la definición de la posición de clase de los participantes, se deriva la caracterización de sus luchas: la definición de clase especifica el antagonismo que el que define percibe o acepta como valido. Esto lleva a un oscurecimiento de la percepción de los antagonismos sociales. En algunos casos, por ejemplo, la definición de la clase trabajadora como proletariado urbano explotado en las fabricas, combinado con la evidencia de la proporción decreciente de la población
que entra en esta definición. Ha llevado a la gente a la conclusión de que la lucha de clase ya no es relevante para entender el cambio social. En otros casos, la definición de clase trabajadora ha llevado de cierto modo, una incapacidad para referirse al desarrollo de nuevas formas de lucha (el movimiento estudiantil, el feminismo, el ecologismo, etc.).

Al definir la clase trabajadora, se la constituye en un “Ellos”. Aun si decimos que formamos parte de la clase trabajadora, lo hacemos observándonos en perspectiva y clasificándonos a nosotros mismos o al grupo al que “pertenecemos” (estudiantes, profesores universitarios, etc.) Sobre la base de esta definición, es posible plantear la pregunta acerca de su conciencia de clase y analizarla: ¿Qué conciencia tienen de su posición de clase y de sus intereses de clase? ¿Es esta conciencia lo que debería ser?
¿Es una verdadera conciencia o es una conciencia falsa o limitada ( tradeunionista)? Si, como suele argumentarse, se da este último caso, entonces, frecuentemente la conclusión es que la transformación revolucionaria de la sociedad es imposible o que debe ser llevada a cabo desde afuera, es decir, por un partido o por los intelectuales.

Si, por otra parte, no comenzamos presuponiendo el carácter fetichizado de las relaciones sociales, si asumimos que la fetichizacion es un proceso y que la existencia es inseparable de la constitución, ¿ como cambia esto nuestra de visión de la clase?.

El Capitalismo es la generación siempre renovada de la clase, la siempre renovada clasificación de las personas. Marx clarifica este punto en el análisis que realiza de la acumulación en Das Capital (vol I, pag.578 y 712): “El proceso capitalista de producción, considerado en su interdependencia o como proceso de reproducción, pues, no solo produce mercancías, no solo produce plusvalor, sino que produce y reproduce la relación capitalista misma: por un lado el capitalista, por otro lado el asalariado”.

En otras palabras, la existencia de las clases y su constitución no pueden estar separadas: decir que existen clases es decir que se encuentran en proceso de estar siendo constituidas.

La Constitución de clase puede ser vista como la separación entre el sujeto y el objeto. El capitalismo es la diaria repetición de una separación violenta del objeto respecto del sujeto, el diario arrebato del objeto-creación-producto al sujeto-creador-productor, la diaria confiscación respecto del sujeto no solo de su creación, sino también de su acto de creación, de su creatividad, de su subjetividad, de su humanidad. La violencia de esta separación no es características exclusiva del primer periodo del capitalismo: es el corazón mismo del capitalismo. Para decirlo de otra manera, la “acumulación primitiva” no es solamente una característica de un periodo anterior sino que es central para la existencia del capitalismo.

La violencia con que se produce la separación de sujeto y objeto, o la clasificación de la humanidad, sugiere que “reproducción” es una palabra equivoca en la medida en que se sugiere la imagen de un proceso que se repite sutilmente, algo que se repite y se repite, mientras que la violencia del capitalismo sugiere que la repetición de la producción de relaciones sociales capitalistas es siempre en cuestión.

Resumen: del Libro Clase-Lucha; Antagonismo Social y Marxismo Critico*

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