Un BsF un US$; 50 BsF un US$ o
una Junta Monetaria. ¿Cuál será la solución?
Por: Pedro Patiño
Red Bolivariana
Venezuela vive una nueva
crisis económica, hay que aclarar que esta crisis tiene características
propias, pero no ha sido la única, desde 1983 nuestra estructura económica se
resquebrajo totalmente. El fenómeno de la devaluación y de la inflación
apareció para quedarse. Decir que los problemas económicos fueron creados por
la Revolución Bolivariana, no es más que agregar un aditivo político, lo cierto
del caso es que el Proceso Bolivariano no ha podido dar el salto cualitativo
hacia una nueva economía y solo ha seguido con el continuismo de políticas
económicas que marcaron la década perdida. De 1983 a 1997 la devaluación de la
moneda fue del 11.600% y la inflación marco 12.800 %, estamos hablando en un
lapso de 14 años, con gobiernos de derecha. Pero si vamos un poco más allá es
decir de 1983 al 2004, tenemos que, la devaluación ha sido de 44.651%
aproximadamente. Es decir, en tiempos de revolución se han repetido
devaluaciones e inflaciones altas. Por supuesto que al gobierno bolivariano le
toca corregir todos estos entuertos, para conseguir la senda del crecimiento
económico, y aumentar la calidad de vida de los venezolanos. ¿Pero cómo podemos
lograr esto?. Diversos economistas con visiones diferentes han tratado de
aportar posibles soluciones. Hay que recalcar que la crisis monetaria
venezolana comenzó el 18 de febrero de 1983, de allá hasta aquí en el 2015, lo que
ha ocurrido sistemáticamente son, devaluaciones, controles de cambios,
inflación, etc. Propuestas para salir de esto abundan. 1) Revaluación de la
Moneda, 2) Paridad cambiaria única fija en el tiempo, 3) Paridad uno a uno con
el dólar, 4) Caja de Conversión o Junta Monetaria.
Todos
los economistas sean clásicos, liberales o marxistas, están de acuerdo que se
debe devolver el poder de compra a la población
combatiendo la inflación. El BsF en estos momentos ha perdido
credibilidad, por ello los ciudadanos que pueden hacerlo se refugian en monedas
fuertes, la más usual el dólar americano. Por eso no podemos culpar a los
ciudadanos que quieran proteger su patrimonio adquiriendo divisas. Toca al
gobierno de Nicolás Maduro devolver la confianza al BsF. Si una moneda es
devaluada sistemáticamente se vuelve frágil, y lo que vemos hoy, con tres
sistemas cambiarios, empastela más la situación. Debemos ir a corto plazo a un
sistema de cambio fijo. La inflación, la especulación, la pobreza y la fuga de
divisas es consecuencia de la inestabilidad de nuestra moneda, por ello es una
necesidad imperiosa establecer una paridad fija con respecto al dólar.
Nuestra
constitución habla que nuestro sistema socioeconómico es eminentemente mixto,
es decir, conviven lo estatal y lo privado en procura de buscar el crecimiento
económico. Es decir que para resolver esta nueva crisis económica no podemos
aplicar recetas neoliberales ni tampoco estatismo radical.. ¡Ni tan calvo ni
con dos pelucas!. La solución debe salir con el trabajo en conjunto de estos
dos sectores. Venezuela es un país sui géneris, donde los precios de bienes y
servicios no se rigen por la oferta y la demanda, sino por el capricho de los
oligopolios o por la imposición del gobierno. Esta aberración económica debe
desaparecer. En la actual crisis, Venezuela tiene una ligera ventaja con
respecto al desempleo, este, según cifras oficiales ronda en el 10 %, esto
indica que por ahora no aparecerá una presión social contra el gobierno. Esto
da un margen de maniobra para atacar otras variables que puedan devolver la
confianza al bolívar fuerte y realzar el poder de compra del ciudadano.
La
inflación, ese impuesto regresivo que afecta a todos los trabajadores y mucho
más a los que menos recursos tienen, debe ser combatida y reducida a un digito.
Algunos analistas culpan al gobierno de esta variable. Ellos dicen que el BCV
apura la “maquinita” para crear dinero “Inorgánico” para financiar el gasto
público, creando distorsiones y mucha liquidez que presiona los precios hacia
arriba. Esto puede ser verdad, de hecho lo dicen los libros. Pero, no solo la
“maquinita” es la culpable. Donde debemos poner la lupa es sobre la oferta de
bienes y servicios, hay mucha demanda y poca o casi nada de oferta. Como
dijimos anteriormente, Venezuela es un país sui géneris, donde existe una gran
demanda de bienes y servicios, esta crisis inducida o no, en condiciones
normales, sería un atractivo para inversionistas nacionales y extranjeros que
colmen esa demanda, pero no vemos llegar inversiones. Posiblemente el “Decreto
Obama” ha influido en esto, por ello, no es descabellado afirmar que los EE.UU.
están interfiriendo en nuestra economía a futuro. Nuestro crecimiento económico
debe partir de una efectiva expansión industrial, la famosa reindustrialización
muchas veces sugerida por el Presidente Hugo Chávez. Ese es un paso
fundamental. No debemos olvidar que un espacio de tierra fértil del tamaño de
Italia espera para su crecimiento y desarrollo. La Revaluación de la moneda ha
sido muchas veces nombrada por expertos en la materia. Igual han asomado la
paridad fija del BsF con el dólar. Inclusive la creación de una nueva moneda.
También han dicho algo sobre la dolarización de nuestra economía tipo Ecuador.
Ninguna de estas propuestas son descartables, de hecho las dos primeras
deberían tratar de implementarlas.
La
Revaluación de la moneda se efectuaría en pasos sucesivos o de una sola vez.
Que el nuevo valor de la moneda refleje la realidad económica del país, que
para nada con los actuales tres tipos de cambio se ha logrado. Esta revaluación
traería aspectos positivos, como por ejemplo, la llegada de capitales
expatriados, los cuales buscarían las inversiones que hacen falta para
satisfacer la demanda. Los precios también serían afectados positivamente, por
consiguiente la inflación bajaría sustancialmente. A todas estas el estado debe
regular las importaciones, dando prioridad a los rubros más sensibles a la
población. Igualmente debe proteger las importaciones para los sectores
agrícolas y manufactureros. Esta paridad fija, acabaría con el mito del “Costo
de Reposición” muy usado por los industriales, el cual está basado en la
fluctuación sistemática de la divisa con respecto al bolívar fuerte que implica
el cálculo constante de todos los días
de sus costos de fabricación. Al tener una paridad cambiaria real mucho más
baja, el mercado negro no tendría razón de existir. Se acabarían los ajustes de
precios continuos, la estabilización de los precios en el tiempo sería un
hecho. Debemos hacer la acotación que el subsidio que realiza el gobierno a la
población al utilizar el sistema cambiario a 6,30 Bsf/US$ para importaciones de
alimentos y medicina, este pasaría a ser transferido directamente a la
población, puede ser a través de bonos o cesta ticket o tarjeta de débito o
como lo definan los expertos, esta modalidad ha sido planteada por algunos
economistas como Manuel Martínez y Luis Vicente León. La paridad fija acabaría
con las tres bandas actuales, que crean distorsiones y fomenta la especulación,
la incertidumbre económica seria meros recuerdos del pasado, la industria y la
agricultura tendrían la confianza de que los costos de producción no variaran
en el tiempo, hoy ellos compran una materia prima o insumo a un precio, y
mañana a otro precio más elevado. El valor de la paridad fija debe estar
cercano a 50BsF/US$. Si los precios del petróleo van al alza mucho mejor para
nuestra moneda, igualmente hay que considerar la tesis del economista Fernando
Travieso sobre nuestras reservas de oro. El estado no perdería influencia en la
política económica, de hecho intensificaría la supervisión para evitar distorsiones
como por ejemplo; aumento de importaciones innecesarias, fuga de capitales,
sobrefacturación, etc. Otras consideraciones sobre el impacto en el déficit fiscal, tasas de interés, deuda
interna y externa que traería la paridad fija se la dejaremos para el debate a
los expertos.
¿Un
bolívar fuerte un dólar?, ¿Caja de conversión o Junta Monetaria?.
La
dolarización (1Bsf-1US$) es planteada por algunos economistas que consideran
que ya nuestra economía esta dolarizada. Posiblemente existe algo de verdad en
esto, algunas experiencias exitosas de algunos países de la región también es
usado como referencia por estos economistas. Ecuador, Panamá y El Salvador
tienen sus economías dolarizadas. En el caso de Ecuador, fue necesario por
estar sumergido en una hiperinflación que fue resuelta con esta acción, el caso
recordado de la Argentina de Menem, también con una hiperinflación fue
utilizada la caja de conversión. En 1991 el peso argentino sustituyo a 10.000
australes, y luego realizaron la paridad un peso argentino un dólar americano,
logrando vencer la hiperinflación, pero todo se vino abajo años después
generando una nueva crisis económica y política. La junta monetaria también es
una propuesta de algunos economistas. Las Juntas monetarias son organismos que
eliminan las funciones de los Bancos Centrales. Ellas se ocupan de todo. Según
los expertos, la creación de una junta monetaria acabaría de raíz con la
impresión de dinero “inorgánico” sin respaldo por los bancos centrales. Los
economistas que aúpan la creación de Juntas monetarias, se oponen a cualquier
control de parte del estado, ellos denominan a estos controles como “pañitos de
agua tibia” ya que al principio funcionan, pero a mediano plazo generan una
disminución en la producción de las mercancías controladas, a largo plazo los
controles dicen ellos, se convierten en escasez, alza de precios, algunos
colocan como ejemplo a RECADI ( 1983-1989) y la JAC (1994-1996), estos
controles efectuados en la partidocracia adecopeyano fueron un fracaso. Ahora
bien nos preguntamos. ¿Estamos chocando con esa misma piedra y repitiendo la
historia?.
Debemos
aclarar que Venezuela por ahora no tiene una hiperinflación (100% o más), aun
cuando analistas pronostican que a final de año tendremos inflación de tres
dígitos, por ello la inmediatez de tomar medidas lo más pronto posible.
Históricamente nuestro país vivió entre 1959 a 1974 con inflaciones promedios
de un digito, de hecho en 1967 fue de 0%. En 1975, 1979, 1980, 1981, fueron de
dos dígitos. A partir de 1983 empezó la espiral inflacionaria y devaluacionista
en el país. Esa enfermedad aun la padecemos hoy en día. En 1996 durante Caldera
II obtuvimos el record aún vigente de una inflación de 103,4%. Aquí hay que
señalar que esta inflación fue reducida el año siguiente 1997 a 37,6%, es decir
se bajaron 65,8 puntos porcentuales. Para esta rebaja inflacionaria no se
utilizó ni paridad bolívar-dólar, ni tampoco junta monetaria.
Creemos
que es necesario y de urgencia revisar la propuesta de una paridad cambiaria
fija, cercano a 50 Bsf/US$. Ojala este debate se efectué junto con el marco del
aumento de la gasolina. Nuestra independencia y soberanía está sumamente ligada
a nuestra economía, por ahora no tenemos independencia económica, llego la hora
de tenerla….
venezuelaeconomicaypolitica.wordpress.com
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